sábado, 5 de agosto de 2017

LA RECONQUISTA DE BUENOS AIRES


Este 12 de agosto se cumplen 211 años de un hecho histórico fundamental para el surgimiento de nuestra patria. Si se toma la expresión Nación Argentina como equivalente a Estado Argentino, es necesario decir que el mismo no quedó constituido el 25 de mayo de 1810, fecha en que se formó un gobierno propio, pero provisorio; aquél sólo surgiría seis años después, con la Declaración de Independencia. Por otra parte, si se toma la expresión Nación Argentina en su sentido sociológico, como conjunto de personas que conviven en un mismo territorio y poseen características comunes: étnicas, lingüísticas, culturales, históricas y religiosas, y manifiestan el deseo de continuar viviendo juntas; la nación ya existía antes del 25 de mayo.

Consideramos que en ocasión de las invasiones inglesas, quedó en evidencia que la Argentina como nación estaba  consolidada pues:
1) Existía ya en esta parte del territorio del Virreinato del Río de la Plata, mayoría de criollos, algunos de los cuales, como Belgrano, desempeñaban funciones públicas de importancia.

2) Existía, como lo afirma el sociólogo Guillermo Terrera, una cultura criolla argentina que para el año 1750, tenía caracteres propios y definidos.

3) No existían en número suficiente tropas profesionales para repeler el ataque extranjero, de modo que la resistencia estuvo a cargo de milicias criollas y de los vecinos que se sumaron voluntariamente a la lucha. Sería impensable que esto ocurriera en una sociedad cuyos integrantes se conformaran con ser una colonia. Precisamente, la decisión masiva de combatir de los criollos, revela a un pueblo con identidad propia que asume la defensa de su tierra, pese a la ausencia del Virrey. Las memorias de Belgrano sintetizan bien la opinión general del momento: “me era muy doloroso ver a mi patria bajo otra dominación, y sobre todo en tal estado de degradación que hubiese sido subyugada por una empresa aventurera…”.

Las tropas fueron conducidas por Santiago de Liniers, de quien dice el Dr. Cresto,  que los vecinos de Buenos Aires, “conducidos por un genuino caudillo militar, francés de origen, español por su voluntad, valiente, bondadoso y desprolijo, estaban dando origen a una nación, la nuestra”.

El reconquistador decidió obsequiar  dos banderas inglesas al convento de Córdoba para que sirvan de trofeos a la augusta Madre de Dios Nuestra Sra. del Rosario, en reconocimiento de la protección recibida. Ellas están en el camarín de la Virgen de la Basílica de Santo Domingo; una de ellas es naval, con el Jack azul en la esquina, y la otra roja, con la cruz de San Andrés en el centro y dos cráneos de seda negra. El Virrey entregó además su bastón de mando; este elemento es de carey, muy fino y con empuñadura de plata;  se lo coloca en la mano de la imagen de la Virgen, en el mes de octubre cuando sale en procesión por las calles de Córdoba.

Lamentablemente, en nuestra provincia se produjo el injusto fusilamiento del prócer, al negarse a reconocer el gobierno surgido en mayo, pues se consideró obligado moralmente a mantener su juramento de fidelidad al monarca español.  Cuesta entender, dice el P. Furlong, “que hombres que decían sostener los derechos de Fernando VII fusilaran a otros precisamente porque sostenían los derechos de Fernando VII”. Es probable que el prestigio que mantenía Liniers, hizo que se tomara esta drástica decisión. Pero lo más escandaloso es que Castelli ejecutó la resolución de la junta revolucionaria, utilizando un pelotón de fusileros ingleses que habían quedado después de las invasiones, detalle previsto por Moreno para evitar eventuales escenas de patetismo por parte de la tropa.

En momentos en que la nación argentina se está desdibujando, por la pérdida de la concordia cívica, y el intento de suplantar nuestra tradición cultural, deberíamos esforzarnos por ser dignos herederos de quienes forjaron nuestra Nación,  emulando el espíritu de la Reconquista, y convocar a los patriotas dispersos, a modo de retreta del desierto, para los arduos combates cívicos que nos esperan, si queremos restaurar la Argentina.

(Boletín Acción, n° 157)